16/03/18

A la lumbre de la Cuaresma

La entrega que hoy ofrecemos a los lectores de Escacena Cofrade es de carácter literario. Con la cercanía a la Semana Santa os presentamos el Mini Pregón, un microespacio que forma parte del programa Pasión Nazarena, emitido cada miércoles de Cuaresma a partir de las 21:00 horas. Dentro del programa que dirige José Fadrique y bajo el título de Mini Pregón, Antonio Vázquez Miranda, hace una exaltación de diferentes aspectos de la Cuaresma, en tan solo unos breves minutos. Este espacio literario cuenta con varias entregas que iremos publicando a lo largo de las semanas. Os dejamos con el primero de ellos.

A la lumbre de la cuaresma, cuando en vilo constante se muestran las emociones, es llegado también un tiempo de celebración. En la intima capilla, entre retablos de antiguas devociones, o en el templo luminoso, bajo el amparo de ojivas, se repite la estampa del culto de puertas adentro, del ritual cariñoso, del emotivo acercamiento.
No es tiempo aún de exteriores, de manifestaciones de fe sobre calles abiertas a la luz del sur. Es el tiempo de la recogida ceremonia de la oración fruncida . No es aun el momento de la explosión de sonidos, colores y olores; es el tiempo de la implosión hacía el encuentro recoleto con nuestra devoción.
La cuaresma nos regala al pasar de los días, multitud de instantes plenos, que en su conjunto conforman una ayuda medida y meditada para el camino que este tiempo de preparación nos ofrece.
Los montajes efímeros se alzan en los altares mayores, destacados y visibles, en una proeza de las priostías, que desafían en e
legancia a la talla antigua y permanente. A porfía la cera se aprieta por alumbrar la Imagen redentora. La flor, en su tímida presencia, presta vida en su detalle. Y en lo mal alto, presidiendo la escena,la devoción que nos mueve corona con rotundidad de fe la composición.
Es el turno del rezo, del solemne culto pautado, con reminiscencia de antiguas fórmulas en la palabra y el canto, que nos trasladan a aquéllos años de misteriosos descubrimientos. Y es también el tiempo del acercamiento real a nuestras veneradas Imágenes. Cuando en la semipenumbra de una tarde de casi primavera, nos plantamos cara a cara con Ellos, en el besamanos recogido, o en el besapiés esperado, recorre los adentros la sensación de que solo el tiempo pasa, que la fe no se muda, que el cariño no se pierde y que en el acogimiento de sus manos, en el manto de su mirada, está nuestro tesoro. Porque allí donde esta tu corazón, si, estará tu tesoro.
Que venga el Triduo fervoroso, que por las paredes se anuncie la convocatoria del Quinario solemne, de la Función Principal, verdadera fiesta de hermandad, del besamanos místico, del traslado sobrecogedor. Que se inunden los días de ilusiones y esperanzas, en la antesala hermosa de estos días, que a un mismo tiempo llaman a la reflexión, y que anuncian en el almanaque de adentro, la llegada de la efervescencia del espíritu.

Cuaresma. Es Tiempo de la Cuaresma, hermano. Y tu, ¿Por donde andas?

Antonio Vázquez Miranda

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