Escacena volvió a acompañar en la fría madrugada el caminar de su Nazareno al encuentro de su madre. Ntro Padre Jesús recorrió el pueblo cargando con el peso de nuestros pecados, mientras María imploraba su lloro hacia el fruto de su vientre.
El Señor lucia su tunica de color morado bordada en oro fino y sedas naturales. La Virgen de los Dolores lucia exquisitamente vestida con un bello y nuevo rostrillo de color crema,manto azul liso, saya bordada en tisú de oro y corona imperial de dorada.
El centro histórico de nuestro pueblo se encontraba en la mas absoluta oscuridad cuando a las cinco en punto de la madrugada del Viernes Santo la puerta de la Iglesia abría y por ella comenzaron a salir nazarenos morados llevando la luz al pueblo. En estas mismas puertas volvió a realizarse el milagro de cada madruga y los pasos de esta corporación atravesaron la estrecha puerta de la Iglesia Parroquial para recorrer las calles escaceneras. Como cada año el encuentro de las Sagradas Imágenes ofreció una de las más bellas estampas de cada Semana Santa con las excelentes saetas de dotaron de mayor recogimiento al momento en el que el Nazareno se encuentra con su madre. A partir de este momento la Santísima Virgen de los Dolores se prepara para entrar en escasos minutos.
Elegancia al andar derrochaba el palio de la Virgen a los sones de marchas clásicas interpretadas por la Banda Musical de Sanlucar la Mayor que de excelente podríamos calificarla.
Una abarrotada Calle Mesón acogió el regreso de la cofradía a su templo con el sol reflejándose en el rostro del Señor, mientras la cera se consumía ante la bellísima imagen de la Virgen de los Dolores, donde un año más, se volvió a cerra la bella madrugá escacenera.
El Señor lucia su tunica de color morado bordada en oro fino y sedas naturales. La Virgen de los Dolores lucia exquisitamente vestida con un bello y nuevo rostrillo de color crema,manto azul liso, saya bordada en tisú de oro y corona imperial de dorada.
El centro histórico de nuestro pueblo se encontraba en la mas absoluta oscuridad cuando a las cinco en punto de la madrugada del Viernes Santo la puerta de la Iglesia abría y por ella comenzaron a salir nazarenos morados llevando la luz al pueblo. En estas mismas puertas volvió a realizarse el milagro de cada madruga y los pasos de esta corporación atravesaron la estrecha puerta de la Iglesia Parroquial para recorrer las calles escaceneras. Como cada año el encuentro de las Sagradas Imágenes ofreció una de las más bellas estampas de cada Semana Santa con las excelentes saetas de dotaron de mayor recogimiento al momento en el que el Nazareno se encuentra con su madre. A partir de este momento la Santísima Virgen de los Dolores se prepara para entrar en escasos minutos.
Elegancia al andar derrochaba el palio de la Virgen a los sones de marchas clásicas interpretadas por la Banda Musical de Sanlucar la Mayor que de excelente podríamos calificarla.
Una abarrotada Calle Mesón acogió el regreso de la cofradía a su templo con el sol reflejándose en el rostro del Señor, mientras la cera se consumía ante la bellísima imagen de la Virgen de los Dolores, donde un año más, se volvió a cerra la bella madrugá escacenera.
Fotos: Miguel D.T
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